LAS ESCUELAS DE MEDIACIÓN, por Isabel Victoria Quesada Villanueva, Abogada y Mediadora

By CentroActualidad, Blog, , ,

LAS ESCUELAS DE MEDIACIÓN

*Roger Fisher y *William Ury.

 

MODELO HARVARD, también denominado negociación según principios o negociación con base a los méritos (negociación colaborativa de intereses asistida); aquí el conflicto es una contraposición de opiniones, en consecuencia debemos eliminarlo. Las partes han de trabajar colaborativamente para resolverlo, para ello deben “airearlo”, permitiendo que afloren las emociones para poder avanzar.

 

1º.- LAS PERSONAS. Tenemos que separar las personas del problema.

2º.- LOS INTERESES. Hay que concentrarse en los intereses, no en las posiciones. Los intereses definen el problema. No intenta modificar la relación entre las partes.

3º.- LAS OPCIONES. Generaremos una variedad de posibilidades antes de decidir actuar.

4º.- LOS CRITERIOS. Debemos insistir en que el resultado se basa en algún criterio objetivo.

 

→ Analizan las negociaciones en las cuales el poder de las partes es asimétrico. Dan a conocer el acrónimo MANN (mejor alternativa a un acuerdo negociado), que consiste en que antes de negociar un acuerdo debemos pensar cual sería nuestra mejor alternativa en caso de que el acto no acabara con avenencia. Dependiendo de tales posibilidades, nuestra perspectiva en las sesiones negociadoras tiene que decantarse por una posición receptiva o un postura más inflexible. De igual modo, hay que pensar y plantearse cuáles son las opciones alternativas que tienen nuestros contrincantes.

Entiende la comunicación en un sentido lineal (el desacuerdo motiva que surja el conflicto, prescindiendo del contexto).

Promueve soluciones rápidas. Se centra en la consecución de un acuerdo determinado en un conflicto.

Tiene una cierta potencialidad terapéutica, puesto que alcanzar un acuerdo conlleva la mejora de la relación o, al menos, el establecimiento del contacto.

Al separar a las personas del problema se evita la culpabilización y la estigmatización.

Procura investigar e incidir en las opciones donde haya un beneficio mutuo, resaltando territorios comunes.

El éxito se alcanza cuando se llega a un acuerdo (esto es lo esencial).

 

MÉTODO CIRCULAR-NARRATIVO, aquí el conflicto es entendido como un proceso mental, fruto del punto de observación escogido por el individuo, así que mediante él puede reconducir y crear procesos mentales a través de la comunicación; por ende, la metodología está enfocada a la reflexión y al cambio en el sistema de comunicación. *Sara Cobb.

Se denomina circular porque parte de una concepción circular de la comunicación, examina elementos verbales y conductuales, entendiendo éstos tanto desde la comunicación analógica como desde la relaciones entre los individuos. Defiende el axioma de que es imposible no comunicar, sostiene que no existe una causa única produciendo un determinado resultado, sino que estamos ante una retroalimentación de las causas y los factores que influyen en la conducta de los individuos.

Partiendo de la teoría sistémica que se ocupa de las relaciones interpersonales en base al papel que cada uno ocupa dentro de un sistema (familia, equipo de trabajo, grupo de amigos, …). Se trata de comprender a la persona en su entorno, en el contexto del sistema del que forma parte.

Pone su acento en la dinámica de los procesos comunicacionales y en la interacción entre los miembros del sistema y de los subsistemas.

El cambio de una pieza del sistema puede provocar un cambio en todo el sistema, ya que todas las partes que lo integran están interconectadas y se influyen recíprocamente.

Según *Marines Suares, las principales características de este método son cuatro:

1º.- Se potencia el aumento de las diferencias, con el fin de que se manifiesten y se amplíen hasta un determinado punto. Cuando las personas acuden a mediación van desde una situación de orden que les mantiene rígidos (inflexibles en su posición de partida inicial). En consecuencia, se intenta provocar una alteración del sistema, produciendo la génesis de alternativas que no habrían aparecido si se hubiese mantenido esa estructura ordenada (la introducción de factores de distorsión -el caos- produce una flexibilización del sistema).

2º.- Legitimación de personas, consistente en construir para cada uno de los individuos un lugar legítimo dentro de la situación.

3º.- Cambio de significado, los cometidos del mediador consiste en ayudar a cambiar los estilos de comunicación, de forma que las partes puedan interactuar de manera diferente (recapaciten, reflexionen, piensen…) y se produzcan cambios. Se pretende construir una historia alternativa que genere una narración positiva (eliminar lo negativo convirtiéndolo en positivo), con el fin de que el problema pueda ser visto por las partes implicadas desde distintos puntos de vista y esos cambios les conduzcan a la consecución de acuerdos.

4º.- Creación y surgimiento de contextos nuevos, provocando que los implicados vean y perciban el conflicto desde una perspectiva diferente.

Este método subraya la comunicación (intercambio de información), en general; y las narrativas y las historias en particular. La actividad mediadora ha de centrarse tanto en el contenido como en las relaciones; partiendo de la base de que es imposible no comunicar. En ella inciden factores de muy diversa índole que llevan a la causalidad circular: formas de ser, claves culturales, prácticas rituales, actitudes, grados de comunicación verbal, voluntad participativa de los implicados….

Es una metodología que se detiene en las relaciones y en los acuerdos (que son tácticos y circunstanciales), es importante no sólo obtener pactos, sino la mejora de las relaciones interpersonales, buscando la construcción de historias alternativas, estaremos ante una situación de cambio de significado en esas relaciones.

 

 

ESCUELA TRANSFORMATIVA, el conflicto es un hecho inherente al ser humano, por lo que requiere que el individuo esté dispuesto a cambiar su reacción ante una situación de desacuerdo; además se propone transformar el conflicto, las relaciones y los individuos. Está centrada en los aspectos relacionales del conflicto.

Procura una mejora o transformación de las relaciones humanas fomentando el desarrollo personal, el crecimiento moral, la revalorización y el reconocimiento de cada persona. Por tanto, el acuerdo no es un objetivo inmediato, sino que es la consecuencia de un mejor entendimiento entre los miembros relacionados.

*Bush y *Folger establecen que tiene que ver con la autoestima de las personas y sus capacidades para afrontar sus vidas, su finalidad es conseguir la revalorización (empowerment) que “se alcanza cuando las partes en disputa realizan la experiencia de una conciencia más sólida de su propia valía personal y de su propia capacidad para resolver las dificultades que afrontan, sean cuales fueran las restricciones internas “; se consigue de determinadas formas:

1.- Por referencia a los intereses y las metas. Comprende cuáles son sus metas, por qué son las más importantes, determinantes y merecen consideración. Comprensión más clara de lo que le importa, del por qué le importa y comprensión también del sentido de que aquello que le importa, en efecto es importante.

2.- De la gama de alternativas que pueden garantizarle total o parcialmente la obtención de sus metas y su control sobre aquellas (que es exclusivamente suyo).

3.- De las habilidades, cuando a través de la revalorización las partes sean conscientes de sus propios recursos. Acrecientan / aumentan sus habilidades en la resolución de conflictos; aprenden el mejor modo de escuchar, organizar, comunicar, evaluar soluciones alternativas, etc… y después fortalecen esas cualidades utilizándolas prácticamente en mediación.

4.- De los recursos. Cobrando renovada consciencia de los recursos que ya posee (o que están al alcance de su mano) para lograr y conseguir sus metas y objetivos; comprende claramente que tiene algo más valioso que la otra parte, sus recursos son suficientes para obtener una solución que antes no se contempló; cuenta con una fuente suplementaria de apoyo que antes no había sido tenida en consideración; posee la capacidad de comunicarse o persuadir eficazmente.

5.- Revalorización con respecto a las decisiones (de qué hacer, por qué hacerlo y tener el control sobre dichas decisiones).

Y también persigue alcanzar el reconocimiento (Giménez), esto es, cuando dado un cierto grado de revalorización las partes en disputa son capaces de reconocer y mostrarse mutuamente sensibles a las situaciones y cualidades humanas comunes del otro”:

  1. a) Consideración del reconocimiento.
  2. b) Deseo de otorgar reconocimiento.
  3. c) Otorgar el reconocimiento en el pensamiento.
  4. d) Otorgar reconocimiento verbal
  5. e) Otorgar reconocimiento en actos.

 

1º.- Asume que no sólo posee capacidad de comprender la situación del otro, sino que tiene deseo real de hacerlo.

2º.- Concentra su atención en lo que el otro está experimentando, y lo reconoce en el transcurso de la sesión.

3º.- Capacidad en ver los comportamientos propios y ajenos desde una perspectiva diferente, más favorable y positiva que antes de iniciar la mediación. En base a este cambio se reinterpreta la conducta del otro implicado.

El trabajo del mediador se centra en la valía y la capacidad de las partes, reconocimiento de las habilidades personales y de las pautas de conducta de los sujetos (lenguaje, comunicación no verbal, tono, énfasis…). Tiene su fundamento en la mejora o la transformación de las relaciones humanas, lo que conlleva conferir el protagonismo a las partes implicadas, tender puentes de comunicación consiguiendo que los mediados se conozcan y se reconozcan recíprocamente.

No busca conseguir un acuerdo final, sino modificar la relación entre las partes (que encuentren formas de cooperación, colaboración y reconciliación), por tanto, está basado en una visión transformadora del conflicto.

No pretende solucionar el conflicto. El acuerdo final (de llegarse a él) se conseguirá por la modificación, alteración o cambio producido en la relación que vincula a los participantes implicados en el conflicto. Lo trascendente es desarrollar la capacidad de gestión y transformación de los conflictos.

 

MI OPINIÓN PERSONAL: a la vista de lo expuesto parto de que no existe una teoría única y coherente a propósito de la mediación. Cada uno de los tres modelos presentados en mediación en general puede ser válido y plenamente operativo para según qué proceso mediador haya de ser intervenido y llevado a cabo. No obstante lo cual, a raíz de lo que sucesivamente nos vienen refiriendo los distintos docentes que nos imparten este curso, es innegable que cada cual tiene su personal visión del tema, todas ellas plenamente aceptables, respetables y asumibles.

En el campo de la mediación hay que tener en cuenta simultáneamente tanto su unidad como su diversidad. Es evidente que dado que estamos ante un proceso flexible, no hay por qué adoptar un método de forma rígida y permanecer inmutable dentro de sus parámetros mientras dure todo el proceso que nos ocupa en un momento dado.

Se pretende proveer las bases para que las partes implicadas se sientan protagonistas tanto del proceso seguido como de los resultados obtenidos, aumentando asimismo su nivel de participación en la toma de decisiones que conduzcan a acuerdos.

Me parece que lo más lógico y lo más normal será integrar parcialmente todos estos modelos arquetípicos, tomando aquello que se repute más favorable de cada uno de ellos en cada instante, desde la observancia de todos los principios que integran

el proceso mediador, pero siempre legitimando a los intervinientes y procurando la normalización de sus interacciones, tratándolos en un plano de equilibrio, ecuanimidad e igualdad.

Según evolucione cada mediación en sí misma considerada (como discurra su desarrollo a lo largo de las sucesivas sesiones) y el grado de intervención participativa de los propios sujetos mediados (su implicación, colaboración, progreso, nivel participativo, y sobre todo la voluntariedad en la resolución de los problemas que les enfrentan o les afecten….) se podrá ir actuando conforme un método u otro.

Y esto tendrá como punto de partida qué clase de mediación tengamos ante nosotros, puesto que no es lo mismo una mediación familiar (en la cual las implicaciones emocionales e interpersonales son determinantes…), que una mediación empresarial, laboral, concursal o societaria (donde Harvard, p. ej. tiene más cancha, desde mi punto de vista). Ni se persigue lo mismo, ni las dificultades que se puedan plantear son iguales, ni tampoco será idéntico el método escogido para la resolución ex profeso de ese concreto y específico conflicto.

Es decir, que partiendo de los modelos teóricos tradicionales, habrá que irse adaptando a cada proceso individualizado, atendiendo a su propia especificidad (contenidos y relaciones entre los intervinientes-participantes), sin dejar de lado el contexto en el cual se produce. Lo lógico sería ir hacia una metodología unificadora, integradora de mediación, donde todo pueda tener cabida según el caso a tratar y de acuerdo a cómo el proceso mediador transite, se desarrolle y progrese.

Dependerá un mucho del contexto, del problema, del carácter de los sujetos mediados, del grado de comunicación / incomunicación (hostilidad, rencor, ánimo vengativo, capacidad comunicativa…), y también del alcance, la dimensión y el nivel de los problemas que les enfrenten, etc….

Pienso que cada persona es un universo en sí mismo contemplado y un mundo en su interrelación con los demás, sobre todo teniendo en cuenta el grado de tensión que pueda llegar a existir y el ánimo de efectiva resolución del problema en cuestión. Estamos hablando de relaciones humanas, aquí no hay reglas fijas. Esto no son ciencias exactas. En una mediación se entremezclan sentimientos, emociones, valores, principios morales, convicciones personales, conductas, historias, intereses….., todo junto y también todo a la vez.

El mediador tendrá que estar atento, observar, ser intuitivo, creativo y muy hábil para decidir y escoger cuál de estos métodos (escuelas) le puede resultar más conveniente y acertado aplicar en cada fase del proceso mediador, modificando y alterando sus propios planteamientos conforme mejor lo aconseje conforme el devenir de las circunstancias concurrentes en cada momento en concreto.

Las funciones más importantes del mediador pueden resumirse en las siguientes:

_ Reducir la tensión que puede existir por los enfrentamientos previos entre las partes.

_ Facilitar la comunicación entre ellas.

_ Propiciar y ayudar en la formulación de propuestas positivas y de acuerdos, como

parte del proceso o como su culminación.

_ Escuchar para promover la reflexión de las personas sometidas a presiones y

conflictos.

_ Generar confianza en las soluciones propuestas por las partes.

_ Derivar los casos hacia otros profesionales cuando la mediación resulte ineficaz.

→ Desde un primer momento hay que dejarles muy claro a las partes implicadas que la figura del mediador les puede ayudar, facilitar y auxiliar en conseguir resolver su problema, pero jamás sustituirá su voluntad a la hora de alcanzar la consecución de posibles acuerdos, eso es competencia de su responsabilidad personal a la hora de afrontar la mediación y sus posibles resultados. La efectiva resolución del conflicto recae sobre ellos, en su voluntad, en su ánimo personal y en su predisposición para poder conseguirlo.

La persona mediadora puede apoyarles y servirles para lograrlo, pero jamás adoptará decisiones que ellos no convengan, concierten y consensuen. Específicamente, este rol implica la adopción de las siguientes conductas y actitudes:

_ Mejorar la comunicación entre las partes, lo que puede permitir la mejora en las

relaciones y contribuir a su entendimiento.

_ Ayudar a definir claramente su problema y los orígenes o causas del mismo.

_ Ayudar a comprender los intereses de cada parte, es decir, sus motivaciones.

_ Ayudar a generar opciones y alternativas para solucionar la disputa.

_ No imponer una solución al problema, y hace que sean las partes las que decidan.

Creo que el mediador tiene que evitar que los implicados vivan (e insistan) en el pasado (se aferren a la historia común, sobre todo en los aspectos negativos que aquella implica); los afectados deben buscar un nuevo contexto, propiciar la evolución, dar un paso al frente y centrarse tanto en el presente, como en las diversas y múltiples opciones de futuro (aún por concretar y experimentar).

Ellos serán quienes determinen cómo quiere hacerlo, en qué condiciones, qué grado de autosatisfacción personal pretenden alcanzar.

Para que las partes involucradas consigan alcanzar acuerdos mutua y recíprocamente satisfactorios (válidos, eficaces, duraderos, estables, autocompositivos…), ellas mismas de forma incuestionable habrán de ser conscientes EN TODO MOMENTO de que son quienes tienen en sus manos -en un innegable ejercicio de autorresponsabilidad- toda la potencialidad que requiere la resolución de los concretos problemas que les afecten. Ni más, ni tampoco menos.

Isabel Victoria Quesada Villanueva, Abogada y Mediadora.