Congreso de la Abogacía Malagueña, Marbella 2017

By CentroActualidad, , , , , ,

Como ya anticipamos, este año se ha celebrado el Congreso de la Abogacía Malagueña en Marbella. En la sección de Mediación hemos podido contar con la participación y exposiciones de José Miguel Valle, Elena Baixaule y Amparo Quintana, que nuestra compañera Isabel V. Quesada Villanueva nos resume a continuación.

Por otra parte,  en el Stand del Centro de Mediación  que fue instalado en el palacio de congreso y exposiciones de Marbella,  a fin de acercar la Mediación a los compañeros, durante los días del congreso se pudo participar en un sorteo de tres cursos de formación en Mediación, de 20h cada uno. Sorteo que se realizo en la clausura y en la que fueron agraciadas las compañeras Mª Dolores Fernández Muñoz, Mª Luisa Guerrero Ruíz y Mª del Carmen Macías Cañizares,  que podrán canjear sus premios hasta el 31 de diciembre de 2018.

 

13º  CONGRESO DE LA ABOGACÍA MALAGUEÑA

ILUSTRE COLEGIO DE ABOGADOS DE MÁLAGA

SECCIÓN MEDIACIÓN

El triunfo de la inteligencia sobre la fuerza. Una ética del diálogo. JOSÉ MIGUEL VALLE.

Freud señaló que la civilización se inauguró el día en que un ser humano en vez de atacar a su enemigo con un hacha de sílex le profirió un insulto. Es decir, utilizó la palabra en vez de la fuerza física. Es cierto, pero no del todo cierto. Poseemos un instinto predador que cede ante

el empleo de las palabras, necesitamos entendernos y relacionarnos, en nuestro argumentario social hemos de cuidar no solo la imagen, sino lo que decimos (cómo, tono, forma, contexto…), sino también lo que nos dicen a nosotros y aquello que entre nosotros decimos, puesto que sostenemos conversaciones con nosotros mismos (yo + yo) en las que nos decimos lo que hacemos a cada instante, esto integra lo que entendemos por alma. La palabra ha de ser educada y respetuosa, nos confiere dignidad, es el instrumento que atempera la innata pulsión de agresividad, ira y violencia que todos poseemos como carga genética.

De ahí surge el diálogo como predisposición ética, esa palabra que circula entre nosotros. Nos valemos de la inteligencia y la bondad para poder escoger entre las distintas opciones, para respetarnos y tratar al semejante como valor. Se precisa de la cooperación del otro en nuestra interdependencia social estructural.

El ideal que perseguimos en la tarea de humanizarnos necesita un tipo de palabra concreto en una estructura que nos predisponga éticamente. El ser humano es una tarea inagotable e inacabable, somos entidades en continua y perenne construcción. El gran hallazgo de la mediación consiste en que las personas se gobiernen por sí mismas, bajo la convicción intrínseca de respetar lo acordado, ya que a través del fuego de las palabras se incendian las personas. Educamos nuestros deseos bajo la idea ética de comportarnos afectuosamente con aquel con quien no me une el afecto. Allí donde no llega el sentimiento puede llegar la dignidad que solo se sostiene si es respetada circularmente como binomio derecho/deber, todos los derechos humanos se basan en la idea de dignidad, no se fundamenta en nada

material tangible y justo por eso lo sustenta todo.

Cuando esa palabra y esa estructura protagonizan las interacciones, la inteligencia vence a la fuerza y el ser humano se aproxima al ser que le gustaría ser.

 

Mediando desde la neurociencia. ELENA BAIXAULI

Comprender cómo funciona la inteligencia colectiva y qué papel juegan las emociones, nos ayudará a entender y aplicar la mediación en las empresas ante un entorno incierto y cambiante.

La Neurociencia, es la ciencia que se dedica al estudio del sistema nervioso, permitiendo avances en la comprensión del pensamiento, las emociones y el comportamiento. El mediador actúa como un motor para el cambio en el pensamiento y la conducta de las partes envueltas en el conflicto. Las emociones se contagian (neuronas espejo), esto provoca el desarrollo de la empatía. A través de la inteligencia cooperativa y colectiva se intenta buscar aquellos agentes que son líderes emocionales (resolutivos), son los que saben hacer valer el “tú me importas”. La función del mediador es actuar como puente por donde se canalicen y circulen esas emociones, ya que los humanos somos emocionales en un 80 % (cerebro límbico). Nuestro cerebro está diseñado para sobrevivir, no estamos hechos para ser felices.

Tener conocimientos básicos de cómo funciona el cerebro humano, cómo percibe los acontecimientos, cómo se desarrollan los procesos emocionales y cognitivos y qué partes de nuestro cerebro están implicadas en la toma de decisiones, resulta un área de conocimiento bastante relevante, que nos puede facilitar herramientas de utilidad para aplicar durante el proceso de mediación. La formación de mandos intermedios y ejecutivos de las empresas en este tipo de conocimientos provocarán una optimización de los recursos humanos disponibles y con ello una mejora en los resultados de la gestión empresarial.

Los hallazgos ofrecidos por la neurociencia, nos aportan información valiosa sobre cómo nuestros pensamientos, sentimientos y comportamientos están implicados de forma directa en el ciclo de desarrollo y resolución de un conflicto. En este contexto, los neurocientíficos, están explorando el papel central de las inteligencias emocionales y sociales en la toma de decisiones, negociación y resolución de conflictos. Si queremos cambiar el mundo, hemos de creerlo y soñarlo.

La neurociencia nos ha abierto el camino hacia el funcionamiento de nuestro cerebro, interesante conocer cómo se desarrollan los procesos emocionales y cognitivos, qué parte del cerebro influye en la resolución de conflictos, a la vez que la Psicología nos acerca a la gestión de esas emociones.

 

Abogacía y Mediación, o el lazo de Moebius. Da AMPARO QUINTANA GARCÍA
ABOGADA Y MEDIADORA

La figura del lazo o cinta de Möebius es una superficie bidimensional pero, a pesar de su apariencia, tiene una sola cara. Para comprobarlo basta con pasar un dedo o dibujar con un lápiz una línea superficial sobre la banda: se recorren las dos caras primitivas de la cinta inicial y se llega hasta el comienzo, tras pasar por el punto inicial dos veces más, una por el lado opuesto de la cinta y, la segunda, por el mismo lado del inicio cuando se completa el recorrido.

Estaleciendo un paralelismo con ese lazo o cinta de Möebius la ponente nos conduce hasta el papel desempeñado por los abogados ante una mediación, porque abogados y mediadores son figuras que han de coadyuvar a la hora de gestionar los conflictos. Abogados y mediadores está interrelacionados por el destino común que comparten a la hora de gestionar y ayudar a resolver conflictos. Esta relación debe verse como una cinta de Möebius, en el sentido de que no tiene principio ni fin y son parte de la misma idea.

La ponente hizo hincapié en el concepto de colaboración entre ambas profesiones y el importante rol que desempeñan los letrados cuando un conflicto es gestionado a través de la mediación con su inherente y trascendente carga de consecuencias jurídicas. Lo esencial es entender que todos estamos caminando en esa cinta de Möebius, es un infinito que implica un solo lado en continuo movimiento, en la misma dirección.

Los abogados son los encargados de asesorar a sus clientes, tienen su espacio específico reservado, valorando pros y contras de lo que conviene o no hacer, aconsejando y ayudando a las partes a adoptar decisiones y supervisando el contenido y trascendencia de aquellas que se toman. Su papel es importante, su desempeño profesional está orientado en la misma dirección que el de los mediadores: arreglo, gestión y resolución de los problemas. Si poseen educación en las distintas ADR sabrán actuar desde un plano colaborativo en defensa de los intereses de su cliente, acompañará a las partes a las sesiones informativas, tendrá claras las reglas de la mediación, generará confianza, podrá orientar a sus clientes hacia uno u otro mediador.

El abogado llegará donde el rol del mediador no puede, averiguará qué quieren, para qué lo quieren y por qué lo quieren, en función de las necesidades a satisfacer. Los mediadores son expertos en técnicas de comunicación mientras que los abogados han de encargarse de persuadir jurídicamente, la legitimación de cada profesional es distinta.

Cuando un cliente acude a mediación se producen ventajas para el abogado, mayor rapidez en resolución del problema en el fondo y en la forma, se sentirán bien escuchados y mejor legitimados. Por tanto, se produce una retroalimentación constante (infinita) en esta práctica colaborativa.

“Si yo hago lo que usted no puede y usted hace lo que yo no puedo, juntos podremos hacer grandes cosas” – Teresa de Calcuta.