UN MUNDO EN CONFLICTO

By CentroBlog, , ,

Elisa Santiago Blázquez

Mediadora

Siempre es positivo que suene la palabra Mediación como formula para solucionar un conflicto sea del tipo que sea, porque, aunque lo primero que podamos pensar es que lo realmente positivo seria que los conflictos no llegasen a producirse, esto es inevitable. 

El conflicto es inherente al ser humano, y continuamente estamos inmersos en alguno tanto con otras personas como con nosotros mismos. Surgen debido a los intereses contrapuestos, ya sean de tipo emocionales como materiales, fruto de nuestra naturaleza competitiva.

¿Quiere esto decir que no podemos erradicarlos de nuestras vidas? Es bastante impensable imaginar una vida libre de conflictos, porque cuando desaparezca uno, surgirá otro.

Negar la existencia del conflicto es negar una realidad que tarde o temprano nos acabará atrapando, así que lo mejor que podemos hacer es contar con las herramientas adecuadas para saber gestionarlos, y preferentemente antes de que la escalada del mismo llegue a su máxima expresión.

Una de las principales premisas para afrontar un conflicto de una forma pacifica, es comprender que la otra parte cree estar avalado por razones tan poderosas como las que nos avalan a nosotros. Luego la resolución del mismo no pasa por desacreditar tales razones pensando que son un error en base a que creemos que no coinciden con las nuestras, porque de esta forma, nuestro objetivo será doblegar a la otra parte a que renuncie a sus razones, y se alinee con las nuestras, lo cual es bastante improbable, sobre todo si tenemos en cuenta que lo más seguro es que dicha parte intente lo mismo con nosotros

La posible solución pasa en primer lugar por entender el porqué de dichas razones, indagando en las necesidades que cada parte intenta cubrir, así como los intereses que ambas partes tienen en común, y trabajar de forma creativa para conseguir satisfacer los mismos.

Este trabajo colaborativo reforzará las relaciones de las partes en conflicto sean del tipo que sea, toda vez que:

  • Se restablecerá la comunicación
  • Se reducirán las tensiones
  • Se entenderá el punto de vista del otro, lo que conllevará que se amplíe la visión del problema que ha generado el conflicto.
  • Favorecerá la creatividad en la toma de decisiones.
  • Emergerán problemas que pudieran estar ocultos y que quizás están generando un daño del que no eran conscientes las partes.

Por tanto, no hay que tener miedo a los conflictos porque son parte de nuestra vida, aunque al mismo tiempo es indispensable que aprendamos a gestionarlos a tiempo, y no dejemos que se enquisten y sean irresolubles. 

En estos momentos que estamos viviendo rodeados de países enredados en conflictos,  cuyos orígenes se remontan a varios años atrás, me cuesta creer que, existiendo tanta inteligencia en el mundo capaz de inventar cosas tan increíbles como la inteligencia artificial, no hayamos evolucionado en el ámbito de la resolución de los conflictos, y seamos incapaces de ponernos de acuerdo para llegar a un consenso de paz más que el de reforzar las defensas nacionales aumentando el presupuesto en armamentos.

Pues aterrizando en nuestras vidas cotidianas, ocurre un poco lo mismo. En ocasiones el conflicto está contenido y lo evitamos por miedo a las consecuencias, aunque no por ello dejamos de apuntarnos con nuestras armas emocionales en la distancia, ignorando, o no queriendo atender, a que la vía más acertada es abordarlo a tiempo de sopesar los pro y contras del mismo por ambas partes, antes de recoger los pedazos que queden cuando nos haya explotado en la cara.

Ojalá tomemos consciencia de nuestro deber como personas que quieren vivir en paz, de aprender a resolver nuestros conflictos a tiempo, y, si pese a ello ves que en un momento dado te superan, siempre encontrarás estupendos profesionales de la Mediación dispuestos a ayudarte a conseguirlo.