La Mediación como transformación social

By CentroBlog, , ,

Por Elisa I. Santiago Blázquez

Abogada y Mediadora


El otro día hablaba con una compañera Abogada que me decía que su hija quería hacer Derecho, y que ella no se lo recomendaba, toda vez que entendía que la profesión de Letrado está siendo cada vez más difícil y menos rentable. Al respecto, me dio varios argumentos que no son el objeto de este artículo, y que bien darían para un buen debate sobre la transformación de la profesión de Abogado. Lo que llamó especialmente mi atención, como mediadora que soy, es que entre sus grandes preocupaciones estaba precisamente la incursión de la Mediación en el ámbito jurídico. Y llamó mi atención por dos razones con emociones encontradas, una  satisfactoria , y otra que no lo era tanto: la 1ª porque me alegra saber que se empieza a notar el avance de la Mediación como una vía más de “Resolución de Conflictos”, además de la judicial o del Arbitraje; y la 2ª, porque su preocupación, y me consta que la de un gran número de Abogados , es la de que las personas consigan gestionar sus conflictos con la ayuda de un Mediador, sin verse obligados a tener que acabar en los Tribunales , donde en la mayoría de las ocasiones el conflicto se suele resolver solo a favor de una de las partes, a costa de la otra, lo que conlleva un deterioro de las relaciones, sin tener en cuenta que en ocasiones se trata de relaciones que son dignas de preservar, y que merecen un previo intento de acuerdo con las herramientas adecuadas a tal efecto . 

Y digo que esta segunda razón no me produjo satisfacción, porque no entiendo la profesión de Abogado, al igual que espero lo hagan muchos compañeros, como el posicionamiento solo a favor del conflicto para llenar nuestros despachos de personas en pié de guerra constante. De hecho el espíritu de esta idea, viene recogido en el Código Deontológico de la Abogacía cuando dice expresamente…»La función de concordia, característica de la actuación profesional, impone la obligación de procurar el arreglo entre las partes y exige que la información o el asesoramiento que se preste no sea tendencioso ni invite al conflicto o litigio” . Y aunque me consta, que previo a la contienda judicial, y dejándonos llevar por ese buen hacer social del Abogado, se intenta buscar un acuerdo entre las partes enfrentadas, no debemos olvidar que actuamos como los Letrados de una de esas partes, y que cuando pactamos, lo hacemos en nombre de nuestros clientes, y en ese punto, aunque no siempre, es donde se mantienen las posiciones y el deseo de ganar individualmente. 

Y digo que es esa razón la que no me produjo satisfacción, porque, partiendo del hecho de que los clientes se sienten confiados con sus abogados, y tienen la necesidad de que se les ofrezca todas las posibilidades existentes para conseguir resolver su conflicto de la forma más satisfactoria y menos tóxica posible, tanto a nivel práctico como emocional , me suscita un sentimiento de incomprensión, el posible hecho de que algunos letrados no brinden a sus clientes la posibilidad de acudir a Mediación , ante el temor de que , a través de este procedimiento, se pueda llegar a un acuerdo al que las partes , con o sin asistencia letrada, no han conseguido llegar, pues entiendo que nuestro objetivo es la satisfacción de nuestros clientes dentro del ámbito de la legislación vigente, aunque el acuerdo adoptado no sea siempre el más idóneo desde nuestro punto de vista.

Apelo al buen hacer de la profesión de Abogados para que animemos a nuestros clientes, como sus asesores que somos, a que asuman el protagonismo que les corresponde, y les ofertemos la posibilidad de que intente una forma diferente de comunicación a través de la figura del Mediador, antes de que se produzca la contienda judicial. Confiemos, pero no de una forma inocente, sino respetando la formación profesional, que también avala a los Mediadores, a que sabrán utilizar las herramientas oportunas para que se restablezca la comunicación, que generalmente está dañada cuando las personas deciden acudir al Abogado para resolver el problema. Y una vez restablecida dicha comunicación, las partes volverán junto a sus abogados para que estos realicen su trabajo, una vez detectado el interés común de las partes, para que estos le den la cobertura legal que emana de la voluntad mutua y no opuesta. Y, para el caso de que no haya acuerdo, ahí estarán los Abogado para asesorarlos de la mejor forma posible a que sea un Tribunal el que decida lo que no han sabido, querido, o podido solucionar ellos mismos, y en ese caso, como se dice coloquialmente “que gane el mejor”.

Como dijo el profesor y Mediador Dº Alfonso Fábregas en un magnifico articulo, la mediación no consiste solo en que los mediadores nos “formemos” en ella como una estrategia de intervención más o menos eficaz que busca aligerar la carga judicial de nuestro castigado sistema, y que con un mínimo de dedicación horaria rellenemos un expediente que nos acredite como hacedores de mediación.

Entiende Fábregas  la mediación como la profesión que trata de aplicar herramientas pacificadoras en el conflicto humano, pero que se define mejor desde un contexto propiamente humano que desde un mero fundamento técnico. La mediación trabaja desde un modelo de ayuda a reencontrar lo que es bueno y deseable para los seres humanos, de cómo deben comportarse consigo mismos, con aquellos que les rodean y con la sociedad de la que forman parte, en el contexto de la propia competencia y capacidad de cada uno para encontrar las soluciones por más complejas que estas parezcan o sean. 

Entiendo al igual que el profesor Fabregas, al mediador como un subtipo del profesional facilitador de la vida de las personas. Se trata de una profesión pro social. El mediador sirve a la sociedad, pero no ayudando y «reparando» a las personas, sino facilitándoles la consecución de sus propios objetivos.

Y si mi compañera, a la que he hecho alusión al comienzo de este artículo, reflexionase sobre todo esto, quizás  para ella la Mediación dejaría de ser una preocupación y la incorporaría a su vida profesional y personal, por varias razones:1.-  Porque conflictos van a existir siempre (es consustancial al ser humano),  2.- Porque no todos son mediables, por lo que lamentablemente los Tribunales seguirán trabajando para buscar las soluciones a las que las partes no han llegado,  3.- Porque, aún en el hipotético caso de que todos los conflictos fueran mediables,   la figura del Abogado siempre habrá de estar para asesorar a sus clientes sobre la legalidad de sus acuerdos, y 4.- Porque siendo mi compañera mencionada un ser humano, además de Abogada, seguro que le gustaría vivir , y querría para sus hijos,  un mundo en el que las personas supiésemos gestionar nuestros conflictos sin llegar a la guerra.